LO SIENTO: QUIZÁS ME HE EQUIVOCADO

Hace treinta años escribí “Libertad para Satanás”, que luego cambió su título por el de “Un voto por la esperanza”. Esta novela explicaba la llegada del último Papa según las profecías de san Malaquías. Y, según esas profecías, el último Papa debería ser Francisco I.

Treinta años después, cuando aparece el nuevo papa Francisco, yo creía que estaba asistiendo a la llegada de Petrus Romanus, el último Papa según san Malaquias. Incluso me sentía orgulloso por haber acertado que sería del continente americano, que saldría al balcón con uns sencilla sotana blanca y que su presentación constituiría una sorpresa por su discurso tan humilde. Y, por si fuera poco, recibí algunas llamadas para felicitarme.

¡Bien! Puede que me haya equivocado y que Francisco I no sea Petrus Romanus.

¿Por qué tengo esa duda?

Veréis. He tardado mucho en escribir estas líneas. Necesitaba meditarlo todo con mucha calma. Y ahora creo que ha llegado el momento.

La profecía de san Malaquías dice así:

In psecutione extrema Sacræ Romanæ Ecclesiæ sedebit Petrus Romanus, qui pascet oues in multis tribulationibus: quibus transactis ciuitas septicollis diruetur, et Judex tremedus iudicabit populum suum.

Traducido sería:

Em mitad de una extrema persecución de la Sagrada Iglesia Romana sucede Pedro el Romano, que apacienta su rebaño entre grandes tribulaciones: tras lo cual la ciudad de las siete colinas será destruida, y el Juez supremo juzgará a su pueblo.

Francisco I no ha sucedido a Benedicto XVI porque Benedicto XVI no ha muerto, sigue siendo papa. Hay dos personas que ocupan la silla de Pedro. Francisco I no sería el sucesor, sino el usurpador. Benedicto XVI habría sido obligado a dimitir, pero sigue vivo y es papa. Sólo la muerte puede acabar un papado. Si los cardenales querían saltarse la profecía, quizás no lo han conseguido.

La imagen del papa de los pobres no me cuadra por ninguna parte y parece más una operación de marketing y de maquillaje que otra cosa. Por ejemplo: no se puede ser el papa de los pobres y, al mismo tiempo, traer de Holanda 40.000 (¡cuarenta mil!) tulipanes para una celebración de la Pascua que dura un día. ¿Cuánto a costado? No se puede ser el papa de los pobres sin desmantelar el banco que sustenta las finanzas del Vaticano. No se puede albergar un tesoro en obras de arte argumentado que pertenece al estado italiano y que la iglesia sólo lo custodia…

Antes tendrían que cambiar muchas cosas para hablar del papa de los pobres.

Si lo que pienso fuera cierto, entonces Francisco I sería la continuidad de Benedicto XVI porque constituiría su solución de recambio, la persona que en el cónclave anterior se enfrentó a Benedicto XVI. Sucediera lo que sucediese, Francisco I siguiría siendo “Gloria Olivae” y nunca sería “Petrus Romanus”.

En ningún momento la profecía menciona la palabra “negro”, como alguien ha querido dar a entender ligando estas profecías con las de Nostradamus. El último papa no será el “papa negro” por ninguna razón. No tiene por qué forzosamente tener la piel negra ni ser de África ni pertenecer a los jesuitas, que se llaman “negros” por el color de su sotana.

Sin embargo, lo que sí veo con cierta claridad es que es posible que la retirada de Benedicto XVI abra una puerta a que los papas sean retirados de su cargo antes de su muerte, lo que daría pie a alargar la “Gloria Olivae” durante mucho tiempo, hasta que uno de ellos muera en su pontificado. A partir de aquel instante es cuando realmente aparecerá “Petrus Romanus”.

¿Estoy en lo cierto?

No lo sé, pero por si acaso… abre los ojos y despierta.


5 Comments

  1. Buenas noches Albert, me parece una reflexión muy interesante. Desde luego es un punto de vista que yo, como seguidor del tema, no había tenido en cuenta.
    Sin embargo tal y como apuntas, si Francisco es como dices un «usurpador» del actual Papa y por lo tanto sigue siendo el pontificado de «Gloria Olivae», comprendería que a la muerte de Benedicto, y a su vez tras la muerte de Francisco (si muere siendo Papa) sí que tendría lugar la llegada de «Petrus Romanus». Tampoco tendría por qué dilatarse tanto en el tiempo, simplemente deberían morir ambos Papas actuales.

    Un saludo.

    • albert

      Juan, estamos ante un tema complejo y delicado. Se abren muchas posibilidades.
      Si queremos simplificarlo, que es peligroso, diría que por ejemplo: mientras haya dos papas, el que gobierna no tiene las manos libres para hacer lo que desea. Por eso, hasta que no desaparezca Benedicto, Francisco no será «Petrus Romanus».
      Pero también puede pensarse en que si el papa es escogido mientras existe el anterior es como un alargamiento del pontificado y, por lo tanto, no puede aparecer «Petrus Romanus» hasta que la sucesión no se haga según los cánones habituales, porque la sucesión en vida es una abdicación y un traspaso de poderes. Eso sería continuidad, maquillada o no por un cambio de formas, pero continuidad al fin y a la postre.
      ¿Cuál es la interpretación correcta? Yo me inclino por la segunda, aunque no puedo descartar la primera. Sin embargo, me da la impresión que lo que está cambiando en el sí de la iglesia católica son aspectos externos, pero no hay eliminación ni limpieza de lo que los siglos han acumulado sobre la doctrina inicial.

  2. Gracias por su respuesta Albert. Investigando un poco más sobre el tema hoy he llegado hasta esta información:

    http://www.infobae.com/2013/11/30/1527540-bergoglio-podria-renunciar-una-vez-que-haya-cumplido-su-mision

    Al parecer, la periodista francesa Caroline Piggozzi, que está familiarizada con estos temas, deja caer también -tal y como bien afirma usted en su reflexión- que la renuncia de Benedicto ha podido sentar la base a una nueva forma de sucesión, que en este caso se convertiría en una abdicación papal.
    Por lo tanto, como esta mujer reconoce tras analizar el carácter de Francisco, éste también podría abdicar cuando lo estime oportuno. De este modo, y si se impone esta forma de abdicación en los sucesivos pontífices, sí que podría alargar la vida de «Gloria Olivae» hasta dios sabe dónde.
    Entonces según mi hipótesis, cabría la posibilidad de afirmar que si realmente esto fuera así, la profecía de los papas marcaría que desde «Gloria Olivae» hasta un supuesto y nada claro «Petrus Romanus» (en mi opinión no es el nombre de un papa, sino un nombre genérico) podría haber un sin fin de papados que de no culminarse de la manera tradicional, o bien no son tenidos en cuenta, o simplemente es algo que Malaquías no pudo «profetizar» con claridad, y decidió saltar al supuesto tiempo final donde la Iglesia será perseguida; sin saber cuántos papas habrá hasta el final.
    Esto, en mí caso, no deja de ser muy a grosso modo, la hipótesis de un humilde aficionado al tema.

    • albert

      Querido Juan:
      Me parece que ya somos unos cuantos los que hemos llegado a una conclusión similar. Y eso… resulta preocupante. Yo me había hecho la ilusión de evr al último papa. Para más inri, lo había escrito en «Un voto por la esperanza», en donde hablo del último según esas profecías de San Malaquías. Y, por si fuese poco, lo sitúo en el continente americano. Aunque no en Argentina, sino en Nicaragua. Y no es un obispo cualquiera, sino un ex-guerrilero.
      Así están las cosas.
      Gracias por escribir de nuevo y un saludo muy cordial.

  3. Creo que la nota se pierde en un tecnicismo, que si Benedicto abdicó en lugar de morir, lo mismo da, ya no dirige más la Iglesia Católica.
    El 13 de marzo de 2013 hubo fumata blanca en el Vaticano, y asumió un nuevo Papa, les guste o no. Francisco es Petrus Romanus, no hay más vueltas que darle. La profecía publicada en el siglo XVI no se detenía en estas minucias, simplemente enumeró los Papas que vendrían, y ya llegó el último.
    Más bien parece que el autor de la nota, en el fondo no le tiene fe a la profecía, y no cree que ya se vaya a cumplir. Pero todo llega… y los hechos demostrarán que efectivamente, el actual Papa Francisco es Petrus Romanus, con todo lo que ello significa.

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