¡AHORA EMPIEZA LA LUCHA!
Publicado por albert el 6 Feb 2013 en Abre los ojos y despierta | 0 comentariosDe pronto me di cuenta de que tenía el brazo cansado.
¿De qué? ¡De luchar!
¿Contra qué? Contra la injusticia, la pobreza, el hambre, el dolor, la corrupción, la mentira, el engaño, la opresión…
¿Y por qué? Porque siempre había luchado contra… Nunca luché por la vida. Es así como mi brazo se ha cansado.
Sin embargo, de pronto, descubrí que quizás haya otra forma de vivir, que no requiera lucha, que no canse el brazo, que pueda seguir adelante sin detenerse, infinitamente.
De pronto empecé a apartar todo lo que me oprime y, por fin, tomé mi decisión.
Soy yo, no éste ni aquél. Por esto no necesito competir con nadie ni demostrar que soy más que otro.
Busco mi puesto, no ambiciono el tuyo.
Busco mi rol en esta vida, no en esta sociedad.
La sociedad oprime, la vida se expande constantemente.
La sociedad es necesaria, pero no obligatoria.
Porque la vida es única, pero las sociedades son múltiples, con múltiples reglas, con inifintas costumbres que cambian con el tiempo y el espacio.
Quiero vivir de acuerdo con mi inteligencia, no con tus reglas.
He aprendido que fundirse con la naturaleza que me rodea es más importante que encajar en una cultura competitiva, absurda, que no lleva a ninguna parte, porque todos los caminos acaban en el cementerio. ¡Todos!
Sólo yo puedo darme otro camino, sólo yo puedo.
Y para ello debo encontrar mi libertad.
Y para ello debo cometer todos los errores que me hagan abrir los ojos y despertar.
Si queréis alguien con quien competir, no me busquéis. A mí se me acabó la energía. Ahora necesito toda mi fuerza para vivir.
Si buscáis a alguien con quien caminar, uno junto al otro, sin que nadie mande ni obligue ni imponga, aquí me tenéis, aquí tenéis mi mano. Tomadla y echemos a andar.
Necesito, deseo, quiero y busco esa otra dimensión que tú no puedes darme, pero que puedes ayudarme a encontrarla.
Y, si tú quieres, yo también te ayudaré.
Pero, por favor, sin imponer, sin lastrar, sin enseñar, sin ordenar, sin legislar…
Abramos juntos los ojos y despertemos de una vez. Quizás, entonces, descubramos otra forma de vivir.